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domingo, 7 de noviembre de 2010

Los primeros pobladores

Las primeras tribus de cazadores de origen asiático llegaron a América a través del Estrecho de Bering hace unos 30.000 años aproximadamente, en tanto que su arribo al actual territorio argentino se considera producto de migraciones internas ocurridas hace 18.000 años.

Estos pueblos se asentaron básicamente en dos regiones: la montaña y la llanura. Con respecto al primer hábitat, los testimonios más antiguos con que se cuenta son los rastros de núcleos poblacionales que datan de hace 8.000 años en Ayamapatín (Provincia de Córdoba) e Inti Huasi (Provincia de San Luis). Vestigios hay también de otra cultura antigua en Tafí (Provincia de Tucumán), de pueblos que trabajaban la piedra y la cerámica. Más reciente resulta la civilización de La Aguada (territorio comprendido por las provincias de San Juan, La Rioja y Catamarca), cuyos pobladores se dedicaban al cultivo del maíz y al trabajo en bronce y cuyo desarrollo se ubica entre los años 800 a 650.

En cuanto a los asentamientos de llanura, se registra la presencia de un núcleo poblacional en Tandil (Provincia de Buenos Aires), de aproximadamente 6.000 años de antigüedad, cuyos habitantes trabajaban la piedra y la cerámica. En el Litoral, iguales vestigios dan cuenta de la llamada Cultura del Alto Paraná, de la misma data.
En el extremo sur y los canales fueguinos se considera la llegada de los primeros hombres hace 6.000 años, los que habitaban en viviendas circulares semienterradas, vivían de la caza y la pesca, empleaban botes y arpones para la caza de mamíferos marinos y recolectaban moluscos.

Con la llegada de los conquistadores españoles los pueblos indígenas vieron truncadas sus posibilidades de desarrollo cultural.



¿Donde vivían?

En el Noroeste:
La cultura diaguita fue la más compleja y numerosa de las poblaciones indígenas. Aproximadamente unos 200.000 habitantes conformaban su población a la llegada de los conquistadores. Eran expertos agricultores que habían desarrollado canales de riego para sus plantaciones de maíz, zapallo y porotos. Adoraban al sol, el trueno y el relámpago. Tenían jefaturas similares a los cacicazgos y sus familias eran monogámicas.

En las sierras:
En la zona de las sierras centrales estaban asentados los comechingones y los sanavirones. Vivían de la caza, la recolección y la pesca; cosechaban maíz, porotos y zapallos. Practicaban el culto al sol y a la luna.

En Cuyo y Neuquén:
La cultura de los huarpes ocupó las actuales provincias de San Juan, San Luis y Mendoza. Eran agricultores, cosechaban maíz y cazaban guanacos y ñandúes. Trabajaban la cerámica y creían en la existencia de un ser supremo.
La cultura pehuenche caracterizó a la zona de Neuquén. Sus habitantes vivían de la caza y de la recolección, se agrupaban en clanes familiares y creían en un ser supremo que moraba más allá del mar.

En la Pampa y la Patagonia:
Fue habitada por los querandíes y los araucanos provenientes del Chile actual. Los tehuelches y los onas ocupaban el sur, en tanto que en la zona central se hallaban asentados los pampas. Todos estos pueblos tenían características comunes: vivían de la caza de liebres, zorros, ñandúes y de la pesca. Tenían asimismo un grado importante de organización social que les permitía convivir agrupados, bajo el liderazgo de un cacique.

En el Gran Chaco:
Antes de la llegada de la conquista española, esta región era habitada por tobas, mocovíes y abipones. Eran básicamente cazadores y recolectores. Estaban integrados en un sistema social de clanes, liderados por un cacique. La estructura social era de carácter monogámico pero a los jefes les estaba permitida la poligamia.

En el Litoral:
En esta zona predominó la cultura guaraní, fruto de un pueblo de mansos agricultores que muy pronto se sometieron al dominio español. Vivían en grandes casas donde se alojaban varias familias. Creían en la tierra sin mal, una suerte de paraíso perdido, al que regresarían algún día.

sábado, 30 de octubre de 2010

Dinámica demográfica


El ritmo de crecimiento poblacional sigue una pendiente descendente en las últimas décadas; así, en el período 1980-1991, la tasa de crecimiento anual medio fue del 14,7‰ (1,47%) y en el decenio 1991-2001, del 12,5‰ (1,25%).
De acuerdo a los últimos datos del Ministerio de Salud de la Nación, en 2008 se registraron 746.460 nacimientos observándose una tasa bruta de natalidad del 18,8‰. A su vez, las defunciones alcanzaron a 302.133, con una tasa bruta de mortalidad del 7,6‰. El crecimiento natural fue del 11,2‰ (1,12%).
La tasa de mortalidad infantil viene registrando una progresiva mejoría: 63,1‰ en 1970; 33,2‰ en 1980; 25,6‰ en 1990; 16,6‰ en 2000 y 12,5‰ en 2008.
Las variables demográficas no son homogéneas entre las distintas jurisdicciones del país. Es así como la ciudad de Buenos Aires, urbe principal del aglomerado urbano más envejecido del país, presenta una conformación demográfica similar a la de los países europeos distinguiéndose del resto del país: la tasa anual media de crecimiento poblacional entre 1991 y 2001 fue de apenas el 1‰ (0,1%); en 2001, la tasa de natalidad apenas alcanzó el 13,9‰ y la tasa de mortalidad el 11,1‰ con un crecimiento vegetativo de apenas el 2,8‰. La población de 14 años o menos representó el 17,5%, valor similar al de la población de 65 años o más de 17,3%. La tasa global de fecundidad fue de 1,8 hijos por mujer, (por debajo del nivel de reemplazo), siendo la única jurisdicción del país que ostentó este fenómeno ese año.
Luego están las provincias -entre ellas las más pobladas- como las de Buenos Aires, Córdoba, Entre Ríos, Mendoza, Santa Fe y La Pampa que en general presentan variables demográficas concordantes con la de la media nacional. En otro orden, se encuentran las provincias de Catamarca, Chaco, Chubut, Corrientes, Formosa, Jujuy, La Rioja, Misiones, Neuquén, Río Negro, Salta, San Juan, San Luis, Santa Cruz, Santiago del Estero y Tucumán que a nivel general y con variaciones entre las mismas, presentan valores por sobre la media nacional: tasas de natalidad que bordean o sobrepasan el 20‰ y bajas de tasas de mortalidad. En 2001, en ellas, la población de 14 años o menos superó el 30% y la de 65 años o más, osciló entre el 5,2% y el 7,9%. En varias de estas provincias la cantidad de hijos por mujer supera el valor de 3, como en la provincia de Misiones (3,7), la más alta del país. La tasa anual media de crecimiento entre 1991 y 2001 de las provincias de Catamarca, La Rioja, Salta, San Luís y Santa Cruz superaron ampliamente el 20‰ (2%), por encima de la media nacional de 12,5‰ (1,25%). Otro caso particular, como el de la ciudad de Buenos Aires, es el de la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, donde la tasa anual media de crecimiento entre 1991 y 2001 fue del 36,6‰ (3,66%) -la más alta del país- que se explica por el aporte migratorio que ha recibido esta provincia.

Grandes centros urbanos



La población de los grandes centros urbanos de la Argentina tuvieron la siguiente evolución:

Municipios

En la Argentina existen 2.171 municipios con un promedio de 17.173 habitantes por municipio. La provincia que más municipios tiene es Córdoba con 428, seguida por Santa Fe con 363, Entre Ríos con 265 y Provincia de Buenos Aires con 134. Los municipios con mayor cantidad de población son:


. Córdoba (provincia de Córdoba), con 1.434.783 habitantes.
. La Matanza (provincia de Buenos Aires), con 1.378.562 habitantes.
. Rosario (provincia de Santa Fe), con 909.806 habitantes.
. La Plata (provincia de Buenos Aires), con 660.893 habitantes.
. General Pueyrredón (provincia de Buenos Aires), con 625.806 habitantes.
. Lomas de Zamora (provincia de Buenos Aires), con 624.728 habitantes.
. San Miguel de Tucumán (provincia de Tucumán), con 580.684 habitantes.
. Almirante Brown (provincia de Buenos Aires, con 574.977 habitantes.
. Salta (provincia de Salta), con 552.388 habitantes.
. Quilmes (provincia de Buenos Aires), con 547.760 habitantes.
. Merlo (provincia de Buenos Aires), con 535.889 habitantes.

Estructura de la Población

Distribución por sexos:

Según datos del Censo 2001 hay un 48,7% de varones, y un 51,3% de mujeres, siendo el índice de masculinidad (cantidad de varones por cada 100 mujeres) de 94,9. Históricamente este índice alcanzó un máximo en 1914 con un valor de 115,5 (53,5% de varones); en 1960 ambas poblaciones ya estaban equilibradas, habiendo sido el descenso desde el Censo de 1991 de 7 décimas (95,6).

Distribución por edades:

Según estimaciones del INDEC, la población de 65 años o más correspondería al 10,2% del total y la de 60 años o más, al 14,1%, haciendo que la Argentina sea el tercer país más envejecido de América Latina después de Uruguay y Cuba. A su vez, con el correr de las décadas, se nota un paulatino descenso de la población entre 0 a 14 años, representando el 25,6%.
En la región, la Argentina integra junto a Chile, Cuba y Uruguay, el grupo de países con una transición demográfica avanzada, caracterizada por poblaciones con natalidad y mortalidad moderada o baja, lo que se traduce en un crecimiento natural bajo, del orden del 1%.21.

Distribución urbana/rural:

De acuerdo a datos del Censo 2001, la Argentina es un país eminentemente urbano:
Población urbana (localidades de más de 2.000 habitantes): 89,31% (48,27% de varones)
Población rural agrupada (localidades de menos de 2.000 habitantes): 3,40% (50,81% de varones)
Población rural dispersa (vivienda en campo abierto): 7,28% (54,02% de varones)

Composición étnica


La composición étnica de la población de la Argentina está muy influida por la gran ola de inmigración, principalmente de varones europeos mayoritariamente italianos y en segundo lugar españoles, sucedida entre mediados del siglo XIX hasta mediados del siglo XX, y el mestizaje de éstos con la población local, integrada por una base hispana, indígena originaria y africana presente desde la conquista española, fuertemente mestizadas entre sí y con una relativamente pequeña población de colonizadores españoles.
Al igual que Australia, Canadá y Estados Unidos, la Argentina es considerada como un país de inmigración,1 es decir una sociedad que ha sido influida decisivamente por uno o más fenómenos inmigratorios masivos.
Por otra parte los distintos grupos que integran su población han establecido intensos mestizajes interétnicos. Se estima que un 90% de la población tiene algún antepasado europeo,2 3 sobre todo italianos y españoles, un 56% tiene antepasados indígenas, y alrededor del 5% algún antepasado africano.4
Adicionalmente la Argentina cuenta con considerables minorías de origen o pertenencia judía, árabe, armenia, japonésa, china y coreana. Desde mediados del siglo XX, la inmigración proveniente de países sudamericanos, principalmente Paraguay y Bolivia, ha cobrado mayor importancia.
La distribución territorial de los diferentes grupos étnicos se encuentra básicamente influenciada por las grandes migraciones internas del campo a la ciudad y del norte hacia el litoral. En la Ciudad de Buenos Aires, donde la influencia de la inmigración europea en la composición étnica se ha sentido con más fuerza que en el resto del país, un estudio realizado en 2006 sugiere un mestizaje genético promedio compuesto en un 78-80% proveniente de diferentes etnias europeas, principalmente italianas y españolas, un 15-20% de diferentes etnias amerindias, y un 2-5% de etnias africanas.5 Los estudios también indican que la proporción del componente genético amerindio y africano está creciendo,6 y que ha sido transmitido mayoritariamente por las mujeres.
El mestizaje ha desempeñado un papel fundamental en la composición étnica de la población argentina. Es necesario precisar que las corrientes inmigratorias durante la época de la colonia y luego en la época de la gran inmigración ultramarina (1850-1930), estuvieron integradas mayoritariamente por varones solos que se mestizaron en la Argentina con mujeres de ascendencia primordialmente indígena y africana. El proceso de mestización registra una intensidad inusitada en la Argentina, con amplios intercambios sexuales entre las tres grandes ramas étnico-culturales (euroasiáticos, indígenas y africanos), sino de las decenas de etnias particulares que integran cada una de esas ramas (italianos, españoles, polacos, árabes, judíos, mapuches, diaguitas, collas, guaraníes, bantúes, yorubas, etc).

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